8 de mayo de 2019

Otello en el Teatro Cervantes 2018/19

Otello - Teatro Cervantes 2018/19

El pasado domingo pude presenciar como bajaba el último telón que despedía la temporada lírica en Málaga. Suponía el broche a una semana en la que la ópera ha sido protagonista en mi ciudad. No en vano, después de una insistente presión mediática, se programaron tres funciones de una ópera que, sumadas a la apertura del ensayo general, depararon cuatro deliciosas veladas. Esto es: lunes, miércoles, viernes y domingo de ópera en Málaga. Pellízquenme.

De la 30 temporada lírica de Málaga ya escribí algunas líneas en su presentación, cuando reseñé La Traviata de noviembre o Aida, el pasado mes de marzo. A lo largo de todo el año, se ha ido alimentado la expectación por esta última cita que, a todas luces, se presentaba como el plato fuerte de la temporada. En la ópera, como en la vida, casi nada es gratis y casi nada ocurre por casualidad. Si bien una cuantiosa inversión no es sinónimo de éxito, sí que supone una garantía de ofrecer talento en todas sus vertientes. La porción importante del presupuesto, sin menospreciar la aclamada Traviata de Ainoha Arteta que abrió la temporada, se reservó para este Otello y se notó. En cambio, fue la raquítica Aida la que pagó los platos rotos de la limitación presupuestaria. No obstante, hay que felicitarse porque tres títulos hayan vuelto a la programación y lo hayan hecho para quedarse.

Centrándonos en el motivo de esta entrada, hay muchos asuntos que destacar. La vuelta a Málaga de nuestro paisano, Carlos Álvarez, es, sin duda, lo más significativo. La presencia de un trío protagonista, que formó con Jorge de León y Rocío Ignacio, de primer nivel nacional, también es para sacar pecho. Como último ingrediente, que ha colocado esta semana a Málaga en el centro del panorama lírico nacional, encontramos el debut como Otello del mencionado tenor canario. A continuación, paso a analizar la función a la que asistí el pasado domingo.

La producción del Teatro Principal de Palma, fue de corte clásico, sin reinterpretaciones del drama shakesperiano. La proa de un navío y su esqueleto, protagonizaron los cuatro actos. Con considerables dimensiones, la estructura ideada fue girando en cada escena para dar sentido a la trama, albergando personajes en el primer y tercer acto sobre la cubierta y recreando la alcoba de Desdémona en sus entrañas. Visualmente fue llamativo aunque funcionalmente dejó poco espacio en el escenario para el nutrido coro. Uno de los aspectos más llamativos de esta propuesta escénica fue la recreación visual, proyectada sobre el techo y los laterales del teatro, de una tormenta al inicio de la obra. Consiguió sorprender y captar la atención del público.

La escenografía la completaron un par de velas desplegadas que el encolerizado Iago fue rasgando en diferentes ataques de ira. En el último acto, Desdémona rodeó el navío portando una vela con la que consiguió una iluminación exquisita para la íntima canción del sauce. El vestuario de los protagonistas y del coro fue correcto. No fueron tan afortunadamente ataviados Lodovico y su séquito. En cuanto al maquillaje y peluquería, se agradeció un Otello creíble y no alguno que parece Baltasar sacado de la cabalgata de los Reyes Magos, por lo que, en este aspecto, un buen trabajo de los habituales del teatro.

En cuanto al reparto, me declaro un incondicional de Carlos Álvarez. El malagueño es, sin duda, uno de los mejores barítonos verdianos a nivel internacional. Se encuentra en un momento vocal dulce y resulta un gigante de la interpretación. Su sola presencia aporta muchos quilates a cualquier función. Construyó un Iago despiadado sobre el que recayó todo el peso interpretativo y vocalmente muy sobrado. Pareció encantado de volver a Málaga y en los aplausos finales, en los que el público se volcó, con razón, hizo un gesto con la mano de que volvería. No hay mejor noticia. Cuando uno aborda por primera vez un rol, es razonable que se cree a partes iguales expectación e incertidumbre. Le pasó al gran Jonas Kaufmann, como ya comenté, en este mismo papel de Otello, con dudoso resultado, por cierto. Que Jorge de León es un buen tenor, no hay duda, que cantará Otello con solvencia en un futuro próximo, diría que tampoco la hay. En esta primera aproximación al rol, al menos en la función del domingo, empezó algo agarrotado y con la voz engolada. Con el paso de los actos se fue soltando para acabar en un cuarto acto sensacional con un dúo para el recuerdo. La soprano sevillana Rocío Ignacio fue una Desdémona brillante. Su timbre en el agudo no me termina de gustar pero cantó con sutileza el último acto dejando un gran sabor de boca. Otro protagonista de la casa fue el tenor malagueño Luis Pacetti como Cassio. Su voz es bella y más que suficiente para abordar este tipo de roles. Un acierto que siempre se cuente con él como complemento de un buen reparto protagonista. Por último, me gustaría mencionar a la mezzosoprano Marifé Nogales, más que correcta como Emilia.

El Coro de Ópera de Málaga una vez más nos regaló una gran actuación y van muchas. Su director Salvador Vázquez, ahora también en labores televisivas con el programa Prodigios de RTVE, no ha descuidado su trabajo a los mandos de este talentoso coro.

La dirección de la Orquesta Filarmónica de Málaga, a cargo del italiano Marco Guidarini, fue reposada y sin estridencias. Realizó una lectura nítida de la partitura con una sonoridad especialmente cristalina en el último acto. En momentos faltó empuje, sobre todo en la tormenta del inicio de la obra que, no por falta de capacidad, como se pudo demostrar en el tercer acto, debió sonar atronadora. Lástima que, por el fervor mal medido del público, nos perdiéramos los sobrecogedores acordes finales de esta obra y tras los que sí proceden unos atronadores aplausos.

En definitiva, este Otello, clausuró una verdiana temporada que se presentó ilusionante y ahora podemos afirmar que cumplió las expectativas. La lírica en Málaga muestra signos de recuperación. Éste solo ha sido el primer chequeo médico, esperemos que siga la mejoría y no haya una recaída.


OTELLO de Giuseppe Verdi

Otello
Jorge de León
Desdémona
Rocío Ignacio
Iago
Carlos Álvarez
Cassio
Luis Pacetti
Roderigo
Manuel de Diego
Emilia
Marifé Nogales
Lodovico
Francisco Tójar

Director
Marco Guidarini
Director de escena
Alfonso Romero
Escenografía
Miguel Massip
Diseño de vestuario
María Miró

Teatro Cervantes, Málaga, 5 de mayo de 2019

Foto de Daniel Pérez

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