Otello - ROH 2016/17 |
Esta ópera fue
retransmitida en directo desde el Royal Opera House de Londres por Versión
Digital para España y proyectada en diferentes salas de cine (Cinesur, Cinesa,
Kinépolis, Ocine, etc.), a las 20:15, hora española, ayer 28 de junio de 2017.
El precio de la entrada, que puede estar sujeto a variación según la cadena de
cines, en mi caso fue de 17€ en Cinesur, que además, como ya es habitual,
obsequió a los asistentes con un pequeño ambigú en el intermedio.
Como dato relevante sobre
el alcance de estas retransmisiones en directo, destacar que la ópera fue
proyectada en 1001 salas de cine de 28 países y en 9 idiomas diferentes.
Otello es una obra
fruto de la larga y exitosa trayectoria compositiva de Verdi, circunstancia que
se aprecia de principio a fin en este drama shakesperiano. En esta ópera
reconocemos momentos de puro Verdi pero con la vuelta de tuerca que supuso la
evolución en su forma de componer, por eso, entre otras cosas, es tan apreciada
por la mayoría del público. Sin números claramente diferenciados en los que dar
rienda suelta al fervor, la obra funciona como un continuo en el que crece la
tensión dramática hasta el fatal desenlace. Vamos a analizar la función de
ayer.
La producción, como ya se
adelantó en la preparación previa, estuvo dirigida por el británico Keith Warner. Esta propuesta, al igual
que la que mostró Bartlett Sher en el MET, tampoco es la definitiva. A mi
juicio, no solo no aportó nada a la trama, sino que por momentos lastró la
función. La escena inicial de la tormenta fue poco rotunda, para lo que exige
la partitura; no hubo recreación de ambiente de taberna y la mayoría de
situaciones con muchos personajes en escena dieron la sensación de no tener un
rumbo marcado por el director de escena. Para colmo, la producción fue oscura
hasta decir basta en los dos primeros actos. Luego fondo blanco, que pasó a
rojo y todo enmarcado en una caja negra con elementos móviles que no hacía más
que encorsetar la escena. Como nota positiva, alguna metáfora bien traída como
cuando Otello se mira al espejo y ve su reflejo con una máscara o la habitación
del último acto, correctamente iluminada y con los protagonistas bien situados.
La escenografía, a cargo de
Boris Kudlicka, no me convenció lo
más mínimo. La idea de la caja negra y de contrastar lo muy oscuro y lo muy
luminoso no fue un valor añadido. Tanto las plataformas de las que emergieron
algunos personajes como el saliente lateral a modo de trampolín parecían una
broma más que un efecto dramático. El león de San Marcos, visto y no visto, que
luego aparece troceado; Otello jugando a los barquitos; la pared de graffitis con
mensajes subliminares o la cascada de sangre en el suicidio de Otello, para
olvidar. Además del último acto ya mencionado, salvaría el momento final del
primero con Otello y Desdémona subiendo a la habitación o el coro que le
dedican a Desdémona en el segundo acto, ambas situaciones bien compuestas e
iluminadas. En el vestuario de Kaspar
Glarner tampoco encontramos la tabla de salvación de esta producción.
Indumentarias sin demasiado encanto y un peinado, el de Emilia, a modo de
antena parabólica que distraía, por lo rocambolesco, más que otra cosa.
En líneas generales, esta
producción, en la que no tenía muchas expectativas, no estuvo al nivel de lo
que la cita tan señalada requería. Al menos en lo visual, no será este el
Otello definitivo que esperaba encontrar.
En cuanto al reparto, todas
las miradas apuntaban a Jonas Kaufmann
desde su Esultate! Como es habitual,
él y el resto, fueron de menos a más. Quizás se le vio con el freno de mano
echado en los dos primeros actos aunque terminó dejando muy buen sabor de boca
con la entrega a la que nos tiene acostumbrados. Sin embargo, sembró la duda sobre
si ese nadar y guardar la ropa obedece a que no está al cien por cien
vocalmente o si es que necesita pulir esta primera aproximación al rol. En
cualquier caso, puede que a medio gas cante Otello mejor que cualquiera de sus
contemporáneos. La soprano italiana Maria
Agresta cumplió con una Desdémona muy bien cantada sin aparente esfuerzo,
con un destacado último acto y dejando muestras de un timbre agradable y buena
técnica. Con el invitado de última hora, Marco
Vratogna, por la baja del barítono Ludovic Tézier, se dio la curiosa
circunstancia de contar con un tenor, el alemán Jonas Kaufmann, con voz
baritonal, y este barítono italiano de voz atenorada. De los tres principales,
vocalmente fue el menos destacado. Aunque el de Yago es un papel complejo,
intentó compensar la falta de cualidades vocales abundando en la vileza del
personaje, cayendo en ocasiones en falta de elegancia. Construyó un Yago más
canallesco que maquiavélico. Del resto de personajes destacar el Cassio del
tenor canadiense Frédéric Antoun del
que ya hablamos en la entrada dedicada al Così fan tutte de la Ópera de París y que atesora una bonita voz y capacidad
para asumir papeles más relevantes. Correctos en su escaso protagonismo la
Emilia de la mezzosoprano estonia Kai
Rüütel y el Lodovico del bajo coreano In
Sung Sim.
El coro del ROH, una vez
solventados los problemas técnicos de volumen, entiendo que imputables a la
sala de cine, sonó con la magnitud y unidad a la que nos tiene acostumbrados.
Lástima la tibieza del primer acto, por esa deficiencia en el ajuste, y la
dirección de escena que los mantuvo demasiado estáticos.
La dirección de la orquesta
a cargo de Antonio Pappano, no
empezamos a disfrutarla hasta que no estuvo calibrado el sonido de la sala de
cine, al comienzo del tercer acto. Fue entonces cuando se percibió las ganas
que tenía de montar este Otello con
su admirado Jonas Kaufmann. No hay duda de que la orquesta de la ROH es de primer
nivel, pero bajo la batuta de Pappano suena fulgurante y llena de matices en
los pasajes más delicados, como en el cuarto acto, donde estuvo soberbio.
En definitiva, este Otello tan esperado en todo el mundo
estuvo raspando el notable gracias a la actuación vocal. La anodina producción
y la ausencia del barítono programado fueron una rémora que perjudicó la
función. Tanta expectación siempre es peligrosa pues es fácil no llegar al
nivel esperado. No obstante, es una gran noticia que Kaufmann haya abordado por
fin el rol, pues a buen seguro llegará a cantar un Otello glorioso. Aquí
estaremos para contarlo.
OTELLO de Giuseppe Verdi
Otello
|
Jonas Kaufmann
|
Desdémona
|
Maria Agresta
|
Yago
|
Marco Vratogna
|
Cassio
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Frédéric Antoun
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Roderigo
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Thomas Atkins
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Emilia
|
Kai Rüütel
|
Lodovico
|
In Sung Sim
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Director
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Antonio Pappano
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Director de escena
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Keith Warner
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Escenografía
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Boris Kudlicka
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Diseño de vestuario
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Kaspar Glarner
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Royal Opera House, Londres, 28 de junio de 2017
Soy de Chile y aquí no tenemos el privilegio de ver operas en el cine.
ResponderEliminarSólo soy una aficionada aprendiendo, por eso como no puedo opinar de la ópera en cuestión si quiero manifestar que la crítica me ha enseñado mucho y los argumentos son sólidos
Muchas gracias por tus palabras sobre la crítica, me alegra saber que orientan a alguien. En este mundo todos estamos aprendiendo constantemente. Creo recordar que hay dos ciudades en Chile que retransmiten ópera en el cine, Santiago y otra más.
EliminarSaludos.
Excelente la crítica. Y como dice al final, esperemos un Kauffman glorioso!
ResponderEliminarAlberto.
Gracias por tus palabras. Seguro que pronto llegará ese día y espero que podamos disfrutarlo y comentarlo por aquí.
EliminarSaludos.
bien dices que aun no estando perfecto es mejor kaufmann que otros otello, el iago coincido absolutamente contigo y la soprano me encantó.
ResponderEliminarel punto malo la luz y ese montón de sangre, tanta que al menos en la sala donde la vi sonó una carcajada general, gracias por tu crítica porque ayuda a entender muchas cosas que a veces pasan sin darnos cuenta.
Muchas gracias por tu comentario, me animan a seguir en esta línea de divulgación. Si coincidimos en nuestras impresiones es que no vamos muy descaminados.
EliminarSaludos.
Llevas toda la razón , a mí en general no me gustó demasiado, también es verdad que en el cine que la vi, en Madrid ( Callao), El sonido era pésimo . Me parecieron geniales Kaufmann y Agresta. Un saludo
ResponderEliminarGracias Carmen. La idea del cine es un gran avance en la difusión del género pero está a años luz de una representación en directo. Las veces que he estado en el Teatro Real y este fin de semana que pisé por primera vez el Liceo, te puedo asegurar que fueron experiencias inolvidables, nada comparables a cualquier gran noche en el cine.
EliminarSaludos.