1 de febrero de 2017

Ópera en el cine: Il Trovatore ROH 2016/17

Il Trovatore - ROH 2016/17

Esta ópera fue retransmitida en directo desde el Royal Opera House de Londres por Versión Digital para España y proyectada en diferentes salas de cine (Cinesur, Cinesa, Kinépolis, Ocine, etc.), a las 20:15, hora española, ayer 31 de enero de 2017. El precio de la entrada fue de 17€ para la venta anticipada y de 19€ en taquilla.

Como curiosidad, y para entender el alcance de estas retransmisiones en directo, apuntar que la ópera fue proyectada en 994 cines de 28 países y en 9 idiomas diferentes.

El gran Enrico Caruso, célebre tenor italiano de principios del siglo XX, como recordaron ayer, dijo en su día que todo lo que se necesita para una representación exitosa de El Trovador es disponer de los cuatro mejores cantantes del mundo. Los que pudimos ver ayer, si bien no son los mejores del mundo, están a un nivel muy alto como puede esperarse de un teatro como el de Covent Garden. Vamos a analizarlos.

La producción, como ya se adelantó en la preparación previa, estuvo dirigida por David Bösch y fue de corte moderno. Se preveía sombría y lúgubre pero lo fue aún más. Se puede admitir una propuesta oscura que potencie lo crudo de la historia e incluso contraste con el fuego, que estuvo presente en buena parte de los ambientes, pero lo que es inadmisible es que los cantantes se den sombra al acercarse los unos a los otros. La iluminación, francamente mejorable.

La escenografía a cargo de Patrick Bannwart y el vestuario de Meentje Nielsen, contribuyeron a la propuesta del director de escena. El primero, contribuyó con alambre de espinos, carros de combate, bidones ardiendo, nieve artificial y un corazón en llamas al final de la función; el segundo, con atuendos militares, abrigos de cuero y armas blancas y de fuego. Mención especial merece el número de los gitanos al comienzo del segundo acto. Sinceramente no quedan en buen lugar, ni tampoco se entiende la simbología que el director de escena pretende otorgar al popurrí de clichés circenses: el forzudo, un hombre travestido de novia, otro disfrazado de oso, malabaristas que no dan una y un par de tipos golpeando un yunque sin mucho convencimiento. La caravana, de la que sale la siniestra Azucena, y los bidones ardiendo repartidos por el escenario, lo mejor de todo ese despliegue.

Para terminar con los comentarios sobre la propuesta de esta producción, me gustaría destacar el exceso de violencia en determinados momentos de la función. Es cierto que hacen parecer más despiadados al conde de Luna y sus esbirros, pero un figurante apuñalado, otro apaleado con el que los soldados se hacen un selfie, otro ajusticiado con un martillo por Manrico y el degüello final del protagonista, a mi juicio, no estaban del todo justificados.

Retomando la idea inicial de la necesidad de grandes cantantes para acometer esta obra, los elegidos lo son, aunque para llegar al nivel de excelencia, que se le presupone al ROH, se les puede exigir un poco más.

Incontestable Anita Rachvelishvili. La mezzosoprano georgiana fue la mejor de la noche y eso es mucho decir. Realizó una gran interpretación y construyó una Azucena muy creíble a pesar de tener treinta años menos que su supuesto hijo Manrico, interpretado por Gregory Kunde. Vocalmente lo tiene todo, potencia y delicadeza en los pianísimos, que cantó tumbada, en el último acto. La gran noticia es que sólo tiene 32 años. La soprano de origen armenio y residente en Francia, Lianna Haroutounian, fue de menos a más. Su voz es un cañón pero se mostró poco ágil y flexible, aunque al final dramáticamente dejó muy buen sabor de boca. Gregory Kunde es un histórico, vocalmente está aguantando muy bien el final de su carrera y tiró de oficio para defender el rol de Manrico. Por su interpretación y movimientos en escena quedó patente que es un cantante de una generación anterior, cuando no había tantas exigencias interpretativas para los cantantes. Su Di quella pira no fue su mejor aria de la noche, a pesar de que es el gran momento del tenor en esta obra, pero tuvo otros muy destacados. El barítono ucraniano Vitaliy Bilyy, muy monolítico en sus intervenciones. Es el ejemplo de cómo una gran voz si no está acompañada de una buena interpretación puede no transmitirte nada. No se puede cantar con la misma intensidad dramática el amor por Leonora y a continuación el odio que siente por Manrico. En papeles secundarios, muy bien Alexander Tsymbalyuk como Ferrando en una primera intervención que auguraba un gran noche. Menos destacada Francesca Chiejina como Inés, con poco peso en los dúos con Leonora. Correcto el tenor Samuel Sakker en el rol de Ruiz.

El coro del ROH, uno de los grandes, estuvo a buen nivel, salvo en la escena segunda del segundo acto donde en el susurro se les vio un poco perdidos.

La dirección de la orquesta a cargo de Richard Farnes fue viva y trepidante. Esto, en varios momentos, perjudicó a los cantantes con voces menos ágiles, como la soprano y el barítono, que parecían atropellados en el fraseo. Algún tutti orquestal sonó un poco estridente aunque podría ser achacable al sonido del cine.

En definitiva, la escenografía moderna funcionó, con las excepciones mencionadas, y no se echaron de menos los yelmos y las espadas. Los cantantes estuvieron a un buen nivel sin quedar señalado ninguno de los principales, lo que se agradece a la hora de quedarse con una satisfacción general de conjunto. El ROH navega con buen rumbo y a velocidad de crucero, que siga así por muchos años.

IL TROVATORE de Giuseppe Verdi

Manrico
Gregory Kunde
Leonora
Lianna Haroutounian
Azucena
Anita Rachvelishvili
Conde de Luna
Vitaliy Bilyy
Ferrando
Alexander Tsymbalyuk
Inés
Francesca Chiejina
Ruiz
Samuel Sakker

Director
Richard Farnes
Director de escena
David Bösch
Escenografía
Patrick Bannwart
Diseño de vestuario
Meentje Nielsen

Royal Opera House, Londres, 31 de enero de 2017

7 comentarios:

  1. ¿Qué opina Vd de Andrea Bocelli?

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  2. Andrea Bocelli es un artista multidisciplinar, no sólo ha grabado ópera, sino que ha hecho incursiones en el mundo del pop y colaboraciones con cantantes de fama mundial, por ello ha recibido multitud de premios y reconocimientos. En su repertorio de tenor lírico tengo preferencia por otros cantantes. Su fuerza de voluntad y capacidad de superación ante las adversidades que le ha deparado la vida, están fuera de toda duda. Otro gran ejemplo de superación es el del barítono alemán Thomas Quasthoff. Saludos.

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  3. Gracias por su respùesta

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  4. Hola Ángel, escribo por primera vez en tu blog para meter baza en la cuestión que alguien anónimo ha planteado. En mi opinión, Andrea Bocelli es un cantante con voz de tenor, no un tenor, en su acepción de alguien que canta Ópera. Bocelli, no por su condición de invidente, sino por sus carencias vocales, nunca ha cantado una ópera. Es un cantante crossover, no lírico, aunque haya interpretado algunas piezas, la mayoría de su repertorio no es operístico.
    Quastoff es un caso muy diferente, es un bajo-barítono extraordinario que ha participado en muchas producciones y ha gozado de una calidad y plenitud vocales fuera de serie, aunque, lamentablemente, problemas de salud le han hecho retirarse desde hace cuatro años de los escenarios.

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    1. Teresa:
      Bocelli és un cantante de ópera lamentable, pero no es cierto que no haya cantado nunca una opera en un teatro, que yo recuerde ha cantado Bohéme y Werther en Bologna, Carmen en Roma, Roméo et Juliette en Genova, Cavalleria rusticana (Berlín), La viuda alegre en Verona y seguro que me dejo alguna más.
      Cantar óperas enteras en un teatro no lo mejora, pero la realidad está ahí.
      Compararlo a Quasthoff me parece insultante.

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  5. Hola, el comentario desconocido anterior es mío. No estaba en el perfil de google correcto.
    Perdón

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  6. Gracias Joaquim por tu participación. El nombre de Quasthoff lo traje a colación como otro ejemplo de superación. En cuanto a talento vocal, como habéis apuntado, no hay comparación posible. Lo dicho, un placer contar con vuestros comentarios en el blog.

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