De ahora en
adelante, cada vez que vaya a asistir a una ópera en directo, la mayoría de las
ocasiones será a través de retransmisiones en el cine, lo anunciaré en el blog
con la suficiente antelación para que podáis, si tenéis a bien, adquirir una
entrada e ir verla. De esta manera, cuando escriba, con posterioridad, en el
blog la crítica de la representación, como hice para el Nabucco del MET,
estéis familiarizados con la función de la que se está hablando.
En una
posterior entrada publicaré un calendario con la previsión de óperas de los
próximos meses para que podáis planificar las obras a las que estéis
interesados en asistir.
Este tipo de
publicaciones estarán divididas en tres partes: en primer lugar, la
convocatoria de la ópera (fecha, hora, lugar y precio); en segundo lugar, una
aproximación somera a la obra (autor, personajes, argumento, idioma, duración,
momentos destacados y discografía de referencia); y en tercer lugar, un breve
análisis de la esa representación en concreto (intérpretes, época en la que
está ambientada). Entramos en materia.
¿Cuándo?
Martes 31 de
enero de 2017 a las 20:15, en directo desde el Royal Opera House de Londres.
Retransmitido por Versión Digital, podéis consultar las salas de cine
asociadas aquí y comprar las entradas. El precio es de 17€ para la venta
anticipada y de 19€ en taquilla el día del evento.
¿Qué?
Il Trovatore es una
ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi, con libreto en italiano de Salvatore
Cammarano y basado en el drama en castellano El trovador (1836) de Antonio
García Gutiérrez. La ópera se estrenó en el Teatro Apollo de Roma en 1853 y un
año después en España en el Teatro Real de Madrid. La duración estimada es de 2
horas y 15 minutos.
Personajes
Manrico. El Trovador, hijo aparente de la gitana
Azucena; enamorado de Leonora. Papel para tenor spinto.
Leonora. Dama de la reina, enamorada de Manrico,
pero deseada por el conde de Luna. Papel intenso para soprano dramática de
coloratura.
Azucena. Gitana de una tribu que habita en Vizcaya,
supuesta madre de Manrico. Papel para mezzosoprano de gran intensidad
dramática.
Conde de Luna. Noble al servicio del príncipe de
Aragón. Papel para barítono
Ferrando. Capitán veterano de la guardia del conde
de Luna. Papel secundario para bajo.
Inés. Confidente y compañera de Leonora. Papel muy
secundario para mezzosoprano o soprano.
Ruiz. Soldado y mensajero de Manrico. Breve papel
para tenor.
Coro. Cometido importante.
La acción se desarrolla en Vizcaya y Aragón en el
siglo XV.
Acto I: El duelo
Escena 1: En el patio del palacio de la Aljafería
de Zaragoza
Ferrando, el
capitán de los guardias, ordena a sus hombres que estén atentos mientras el conde de Luna vaga sin cesar bajo la ventana de Leonora, dama de honor de la princesa de Aragón, a quien ama. El conde siente celos de su rival, el trovador Manrico.
Para mantener despiertos a los guardias, Ferrando narra la historia del conde
(Aria: Di due figli vivea padre
beato). Según la historia, una gitana de
aspecto terrible embrujó al pequeño hermano del conde, haciéndolo débil y
enfermizo, y por ello fue condenada a la hoguera. En el momento de su muerte,
la gitana ordenó a su hija Azucena que la vengara, lo cual hizo en parte
raptando al hijo menor del Conde. Aunque los huesos incinerados de un niño
fueron encontrados en las cenizas de una hoguera, el padre rehusaba creer que
eran los de su hijo. En su lecho de muerte, hizo jurar al conde de Luna, su
hijo mayor, que buscaría a Azucena.
Escena 2:
Jardín en el palacio de la princesa.
Leonora
confiesa su amor por Manrico a su confidente Inés (Tacea la notte placida... Di tale amor). Cuando salen de
escena, el conde de Luna escucha la voz de su rival, Manrico, en la distancia (Deserto sulla terra). Mientras Leonora
regresa y en la oscuridad confunde al conde con su amante, el propio Manrico
entra en el jardín, y Leonora corre a sus brazos. El conde reconoce en Manrico
a su rival, al que ha condenado a muerte, y le reta a pelear. Leonora trata de
intervenir, pero no puede detenerlos (Trio: Di geloso amor sprezzato).
Acto II: La
gitana
Escena 1:
Campamento de gitanos
Mientras
Manrico se sienta junto a su madre Azucena, los gitanos cantan el coro del
yunque: Vedi le fosche notturne.
Ella es la hija de la gitana quemada por el conde y, aunque vieja, sigue
rumiando su venganza (Aria: Stride
la vampa). Mientras los gitanos levantan el campamento, Azucena le confiesa
a Manrico que cuando intentó quemar al hijo del conde, por equivocación tiró a
las llamas a su propio hijo (Aria: Condotta
ell'era in ceppi). Manrico, entonces se da cuenta de que no es el hijo de
Azucena, pero la ama como si de verdad fuera su madre, pues ella siempre le fue
leal y amorosa. Manrico le cuenta a Azucena que cuando luchó con su hermano y
tuvo la oportunidad de matarlo, sintió una fuerza sobrenatural que le impidió
hacerlo (Dúo: Mal reggendo).
Llega un mensajero diciendo que Leonora, que cree a Manrico muerto, está por
entrar a un convento y tomar los hábitos esa misma noche. Aunque Azucena intenta
evitarlo debido a su débil estado (Ferma!
Son io che parlo a te!), Manrico intentará impedirlo, lanzándose en su busca.
Escena 2:
Claustro de un convento cercano a Castellar
El conde de
Luna y sus hombres intentan raptar a Leonora y el conde canta su amor por ella
(Aria: Il balen del suo
sorriso... Per me ora fatale). Ella y algunas monjas entran en
procesión, en el momento en que Luna intenta actuar, Manrico se interpone entre
ellos, y ayudado por sus hombres escapa llevándose a Leonora consigo.
Acto III: El
hijo de la gitana
Escena 1: El
campamento de las tropas del conde de Luna
(Coro: Or co' dadi ma fra poco) Los soldados
del conde de Luna traen a Azucena capturada. La llevan ante el conde, siendo
reconocida por Ferrando como la gitana que raptó a su hermano. También se da a
conocer como la madre de Manrico, razón por la cual el conde de Luna encuentra
doble motivo para condenarla a morir en la hoguera.
Escena 2:
Cámara en el castillo de Castellar
Leonora y
Manrico viven el uno para el otro (Aria: Manrico: Ah
si, ben mio coll'essere). Cuando van a pronunciar sus votos nupciales entra
Ruiz, hombre de Manrico, y le informa de que Azucena será conducida a la
hoguera. Manrico se apresura a salir en su ayuda (Aria: Di quella pira l'orrendo foco). Leonora cae desmayada.
Acto IV: El
castigo
Escena 1:
Frente a una celda del castillo
Leonora intenta
liberar a Manrico, que ha sido capturado por el conde de Luna (Aria: D'amor sull'ali rosee; coro y dúo: Miserere). Leonora implora piedad al conde
y ofrece su vida a cambio de la de Manrico. Promete entregarse al conde, pero
en secreto bebe un veneno de su anillo para morir antes de que el conde de Luna
pueda consumar la boda (Dúo: Mira,
d'acerbe lagrime).
Escena 2: En
la celda
Manrico y
Azucena esperan su ejecución. Manrico intenta calmar a su madre, quien no puede
conciliar el sueño, su mente recuerda los días más felices en las montañas
(Dúo: Ai nostri monti ritorneremo).
La gitana finalmente se duerme. Leonora llega para decirle a Manrico que está a
salvo, rogándole que escape. Pero él rechaza dejar
la prisión, cuando se entera de que Leonora no le podrá acompañar. Se cree
engañado hasta que se da cuenta de que ella ha bebido el veneno para mantenerse
fiel a él. Leonora agoniza en brazos de Manrico y le confiesa que prefiere
morir con él que casarse con otro (Cuarteto: Prima che d'altri vivere). El conde de Luna entra y al ver a su
prometida muerta en brazos de su rival, ordena la ejecución de Manrico.
Mientras se cumple la sentencia, Azucena despierta junto al conde y cuando éste
le muestra a Manrico muerto, ella en vez de lamentarse grita extasiada por el
triunfo, pues éste ha matado a su hermano y ella ha vengado a su madre. Al
mismo tiempo, el conde se lamenta desesperado.
Discografía
La grabación que tengo y recomiendo es la de Plácido
Domingo, Rosalind Plowright, Brigitte Fassbaender, Giorgio Zancanaro, Evgeny
Nesterenko. Orquesta y Coro dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia dirigidos
por Carlo Maria Giulini. Deutsche Grammophon 2 CD, grabado en estudio, 1984 (puede adquirirse vía Amazon aquí).
Il Trovatore
es la segunda ópera, por orden cronológico, de lo que se conoce como trilogía
popular en la producción operística de Verdi (detrás de Rigoletto y delante de
La Traviata). Según las estadísticas de Operabase aparece la nº 23 de las cien
óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 13ª en italiano y la 5ª de
Verdi, después de La
Traviata, Rigoletto, Aida y Nabucco.
¿Cómo?
Esta
producción en estreno que nos ofrece la Royal Opera House supone el debut en el
Reino Unido del director alemán David Bösch, célebre por sus producciones
teatrales para Munich y Frankfurt. En esta ocasión no veremos yelmos y espadas
en lo que sería una representación clásica de Il Trovatore. En esta
representación, los temas de la ópera: los celos, la venganza y el amor se
conjugarán ante la belleza inquietante de un paisaje invernal que ha sido
dividido por la guerra. Alambre de espinos, carros de combate, armas de fuego y
una pira un tanto “romántica” serán parte de la propuesta para ambientar la
obra en una época más reciente que la ideada por el autor.
La dirección
de la orquesta titular del teatro londinense correrá a cargo del británico
Richard Farnes, director de la Opera North de Leeds. En cuanto al reparto
encontraremos a Gregory Kunde, tenor estadounidense, en el papel de Manrico.
Este veterano tenor de 62 años cuenta con una dilatada carrera en la que
comenzó como tenor ligero triunfando en el repertorio belcantista, pero que ha
acabado evolucionando hacia papeles dramáticos verdianos. El rol de Leonora lo
defenderá la soprano armenia Lianna Haroutounian, que ha cantado prácticamente
todos los papeles para soprano de Verdi y Puccini. Azucena será Anita
Rachvelishvili, la joven mezzosoprano georgiana que debutó en el ROH con Carmen
en el 2013. El barítono ucraniano Vitaliy Bilyy, debutará en el ROH como el
conde Luna, pero ha actuado en los teatros de ópera más importantes.
En definitiva, Il Trovatore es una ópera muy
recomendable para aquellos que desean iniciarse por lo atractivo de sus
melodías. Si bien esta producción parece un tanto sombría, no hay que lamentarse
por el salto de época, pues la historia, atemporal, puede funcionar bien en la
propuesta que plantea David Bösch. Veremos cómo resulta.